Hola, soy Casandra, la escritora. Ya que las otras dos se dedican a hablar, dar cursos y conferencias o contar historias de otros, alguien tenía que escribir las propias creaciones y me ha tocado a mí.
Escribo desde que tengo memoria. Recuerdo que mi primer libro, autoeditado, lo escribí con ocho años. Desde entonces, no he parado de escribir.
Mis mejores recuerdos del colegio son los momentos en los que leíamos nuestras composiciones en voz alta. Yo era una de las marginadas de clase por rara y, sin embargo, cuando yo leía se hacía el silencio y luego venían todas las compañeras a decirme cuánto les había gustado mi relato. A veces eran un poco lacrimógenos, lo reconozco, pero es mi vida era un desastre aunque también porque hacerlas llorar con las desventuras de una protagonista a la que sus compañeras maltratan era una especie de venganza. En aquella época no se hablaba de acoso escolar ni nunca ninguna profesora aprovechó la información que le transmitía.
Cuando salí del colegio comencé a escribir para mí y para los más cercanos. Alguna vez taladré a algún profesor para que me dijera si le gustaba cómo escribía y me presenté a varios concursos literarios a lo largo de mi vida y no se me dieron mal, la verdad. Pero nunca confié en mí lo suficiente como para lanzarme a la aventura de escribir profesionalmente.
Y luego la vida dio un vuelco y me quitó el tiempo. Así que dejé de escribir. Pero me apagaba, la verdad, y un día me descubrí discutiendo con la radio porque me indigné con la noticia. Otro me pasé la noche en vela memorizando un relato para cuando tuviera tiempo de escribirlo. Y cuando estas cosas se volvieron tan frecuentes como la lluvia en Asturias, mi mejor amiga me enseñó qué era un blog y me propuso hacerme uno.